La asertividad

El objetivo de este artículo es impulsar el desarrollo de la asertividad.

 

Dentro de las habilidades sociales que disponemos las personas, diremos que alguien tiene una forma de actuar asertiva cuando se es capaz de expresar una opinión ante un hecho o acontecimiento, además sabe defender correctamente sus derechos sin pasividad,  y sin tener que recurrir a la hostilidad ni a la agresividad, ya sea verbal o física. Una persona asertiva se comporta tal como es en todas las situaciones, pero a la vez reconoce y respeta los sentimientos, opiniones y deseos de los demás de forma no impositiva, pero sin dejar que se aprovechen de él.

Wolpe (1958) y Lazarus (1966) la definieron como “la expresión de los derechos y sentimientos personales” y hallaron que casi todo el mundo podía ser asertivo en algunas situaciones y absolutamente ineficaz en otras.

En mi caso, todavía me queda mucho camino por recorrer, ya que la asertividad la pongo en práctica generalmente en situaciones en las que me encuentro realmente cómoda, sin embargo he de reconocer que a veces suelo desatender  las opiniones o sentimientos ajenos. Esto debido a que creo tener los argumentos correctos o cercanos a la verdad, o por querer ofrecer un nivel elevado de autoconfianza y seguridad en mí mismo que en realidad no es tan alto.

Me siento optimista cuando leo y compruebo que la conducta asertiva se puede entrenar,  y de esta manera obtener una respuesta asertiva de los demás, disminuyendo al máximo las respuestas que nos provoquen hostilidad.   A medida que seamos más asertivos nos encontraremos más cómodos en las relaciones con los otros.  Nuestra comunicación se hará más efectiva, especialmente si usted, así como yo, dentro de nuestro ámbito laboral, la eficiencia en los resultados de  muchas personas dependen de esta “alta asertividad”.  Hoy me veo comprometida a seguir entrenando esta importante habilidad, atendiéndola con mayor objetividad y conciencia.

Te invito a hacer un “check list” con los criterios que definen a un individuo con Muy buena asertividad:

  • Eres alguien capaz de defender tus derechos y dar tu opinión sin tapujos, con fe y confianza en tus propios criterios y sin que te influya el hecho de estar en desacuerdo con los demás.
  • Sabes expresar directa y adecuadamente tus opiniones y sentimientos (tanto positivos como negativos) en cualquier situación social.
  • Te comportas tal como eres, permitiendo que los demás sepan cómo piensas y sientes de una forma no ofensiva. Reconoces y respetas los sentimientos, opiniones y deseos de los demás de una forma no impositiva y no dejas que por ello se aprovechen de ti.
  • Te manifiestas con palabras y acciones a todos los niveles (amigos, familia, desconocidos, trabajo, etc. ), tienes una orientación activa en la vida y por eso haces que las cosas sucedan, no esperas a que caigan del cielo, eso sí, aceptando tus limitaciones.
  • Además, esta capacidad de hablar de lo que piensas cuando consideras oportuno la ejercitas sin hostilidad ni agresividad por tu parte, ya que entiendes que los demás no piensen igual que tu y lo aceptas con madurez y sensatez.

 

Por Pamela Villanueva Aredondo

Las emociones en la organización

Por Santiago Delgado Campbell

La toma de conciencia sobre las emociones ayuda a generar mejores tipos de pensamientos y comportamientos. Indispensable para un mejor liderazgo.

En una reciente entrevista que realiza el Sr. Josh Freedman a Emily Sterret (autora del libro la Inteligencia Emocional, guía de bolsillo para directores), describe como es que el desafío más grande que ha tenido en la industria de los negocios, es el uso de la palabra «emoción”.

Menciona «…mientras que gradualmente hay un aumento en el mundo de las organizaciones en el uso de los términos de las emociones y de la inteligencia emocional, en general la comunidad de negocio es movida más por otras maneras de expresar estos conceptos. Por ejemplo, en mi propio trabajo, tiendo a utilizar con más frecuencia frases como el desarrollo de la dirección, confianza interpersonal, capacidad de comunicación, construcción de relaciones, trabajo en equipo, etc.»

Al parecer, existe una cultura negativa y hasta temerosa alrededor del término y su aplicación en las organizaciones.

Durante muchos años, se ha visto que las emociones pueden estar en contra de un adecuada actividad laboral; no es para menos, si observamos la forma cómo se expresan las emociones en la televisión, periódicos, revistas, etc. Donde observamos que se enfocan en muy pocas de ellas como enojos, miedos, tristeza; y sobretodo, demuestran el poco manejo emocional que pueden tener las personas cuando son atrapadas por éstas.

Lo único que se ha logrado, es crear una muy mala y antigua reputación de las emociones, creyendo que así se vivirán en las organizaciones, o que de poco servirán, nada mas alejado de la realidad.

Como describe Peter Salovey y David Caruso, (que junto con J. Mayer, son los científicos que descubrieron y acuñaron el nombre de inteligencia emocional), no existen pensamientos sin emoción; que éstas nos influyen a cada momento, nos ayudan con información esencial para la toma de las decisiones, y para las acciones que emprendemos.

Salovey y Caruso, consideran a la inteligencia emocional, cómo una inteligencia verdadera. Describen que identificando estas emociones, nos ayudarán para guiar el pensamiento y el razonamiento, y de la importancia fundamental de incorporar esta información para la adecuada toma de las decisiones y acciones que vamos a ejercer.

De éstas y otras importantes investigaciones, se ha logrado conjugar una serie de herramientas que ayudan de una manera significativa a los líderes en las organizaciones, para que estos puedan manejarse de una manera mucho mas armoniosa y efectiva su entorno.

El descubrimiento y validación de esta inteligencia sobre las emociones, se observa a través de los comportamientos de la persona, como la capacidad de manejar el estrés, saber trabajar en equipo, desarrollar buenas relaciones personales, alcanzar resultados y metas, mantenerse optimistas, tener confianza propia, etc.

Además, la inteligencia sobre las emociones, determina la capacidad para manejar los diferentes estilos de liderazgo situacionales que un organización requiere de manera diaria; de ahí, que un líder emocionalmente inteligente, demuestra la capacidad de crear equipos eficaces y liderarlos; la capacidad de planificar y decidir con eficacia, programar proyectos, alcanzar objetivos; la capacidad de motivar a los demás, generar entusiasmo y certidumbre; la capacidad de comunicar los objetivos; la capacidad de generar los cambios y adecuarse a la incertidumbre de una manera flexible y positiva. Capacidades que pueden representar una gran diferencia en los resultados de la organización.

Los líderes con inteligencia emocional, son los líderes que se mas se necesitan en las organizaciones, líderes capaces de ser generadores de las mejores emociones, para el y su entorno; capaz de ser un líder que transmita esperanza y optimismo a su grupo de influencia, donde se contemple la capacidad de gozo y satisfacción que todo ser humano estamos buscando, que sea capaz de contrarrestar la corriente de emociones negativas generadoras de estrés, malestar y frustración.

Solamente, con la toma de conciencia sobre la influencia que las emociones están haciendo en las organizaciones, seremos capaces de escoger acciones que nos ayuden a vivir en lugares de trabajo donde no solo se valore hacer algo, sino el modo de cómo lo hacemos.